Si los munchies, el hambre canina inherente al consumo de hierba, son un gran clásico de la cultura del cannabis, su impacto económico nunca ha sido cuantificado con precisión. Hasta ahora.
¿Quién no ha tenido ganas de vaciar su nevera o la despensa después de haber fumado un porro o dos? Un ansia irrefrenable de “comer” que ya no es un fenómeno de pequeña escala, sino un asunto nacional. Por lo menos en los países que han legalizado recientemente el cannabis.
The Economist lo demuestra con más que gráficos edificantes, el incontrolable antojo de chocolate o queso fundido entre porreros beneficia a las marcas de comida rápida.
La estimulación del apetito inducida por el cannabis (específicamente debido a un efecto inhibidor de la serotonina en las neuronas del hipotálamo) es tan despiadada como tenaz; un tipo de impulso que puede ocurrir en cualquier momento dependiendo de los hábitos de consumo.
Los restaurantes de comida rápida parecen ser la opción ideal, ya que sirven productos grasos y dulces en menos de cinco minutos y 10 dólares. Se trata de un importante salto adelante, con un aumento del 5,3% en las ventas de patatas fritas en los estados de los Estados Unidos que han legalizado el cannabis.
Un hambre de canina y un impulso en el mercado de valores para las cadenas de comida rápida, cuyos cotizaciones han ido bajando en los últimos años, por culpa de la moda del “healthy”. La única publicación de este estudio americano habría permitido a MC Donald’s subir un 0,46% en la Bolsa de Nueva York. Los beneficios económicos son ciertos, vinculados al gran número de restaurantes del país, pero la empresa no desea particularmente asociar su imagen con la del cannabis.
Excepto por la marca McDonald’s, que es la beneficiaria absoluta de la legalización del cannabis, las marcas KFC y Burger King también se están beneficiando del fenómeno: más del 43% de los consumidores de cannabis dicen haber estado en uno de sus restaurantes en las últimas cuatro semanas. Un efecto colateral que puede ser bienvenido para algunas de las principales marcas de comida rápida, pero que ya podría ser motivo de preocupación para las autoridades sanitarias en un país en el que más de dos de cada cinco adultos son obesos.
Pao
