Al descubrimiento de la Red Lebanese.

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Ariel, fumador sin fronteras, es nuestro enviado especial en Líbano. Desde allí, nos detalla los diferentes aspectos cannábicos de uno de los principales productores de haschisch.

Cuando nos paseamos de uno a otro coffee-shop en Amsterdam, y que nos fijamos en la lista de variedades de haschisch disponible, muchas veces notamos que en la parte superior de la lista, aparece el misterioso de nombre de “Red Lebanese”. La reputación intrigante de ese haschisch está relacionada con el precio, el más alto de todos, pudiendo llegar hasta 35€ el gramo.

A más de 4000 kilómetros de la capital holandesa, alrededor de la pequeña comunidad de Zahlé, se extienden las llanuras de la Békaa. En esta provincia, responsable de la mayoría de la producción de la producción de hash en el Líbano, se cultiva el famoso Red Lebanese. A la cabeza de una de las principales explotaciones, el muy mediático Ali Shamas se auto proclamó el apodo de Pablo Escobar libanés. Muy activo sobre Twitter y siempre dispuesto para mostrar su colección pavorosa de armas, desde su pistola de oro a su lanza-cohetes, a medios como la BBC, Shamas burla las autoridades sabiendo su organización intocable. La comunidad chiita de cultivadores de la Beeka, de la cual es una figura del poder, es libre del orden militar del Estado libanés, y beneficia de relaciones cercanas con el Hezbollah. El Red Lebanese es su producto más rentable, pues es deseada por el mundo entero, al crecer casi solamente  en las tierras de Shamas.

Al contrario de lo que se podría pensar, el Red Lebanese no debe su nombre a su color a menudo calificado de rojo oscuro. Lo que es rojo de verdad, es la tierra polvorosa en la cual esta variedad crece en el Líbano. De ahí viene el “Red·”. La particularidad del Red Lebanese es que las plantas son dejadas aplanadas sobre la tierra roja después de haber sido arrancadas, hasta que se sequen casi completamente.

Para explicar el precio elevado del Red, basta con girarse hacia la manufactura que lo precede. Ciertos cultivadores dan testimonio en el documental Heart of Sky de la realizadora Jessy Moussalem, verdadera joya visual en inmersión  en las comunidades del haschisch, y explican que esta variedad necesita simplemente más mano de obra que el resto. Que la recolección es más difícil y más pesada, y que el proceso de transformación de las flores en  resina es realizado completamente a mano, mayoritariamente por mujeres. Con la ayuda de telas de seda fina, se frotan las flores secadas hasta que un polvo caiga, en dirección de una bolsa de plástico en el cual el hash “madura” hasta la llegada el invierno.

El resultado es un haschisch de un marrón más oscuro que la mayoría de los hash libaneses, generalmente muy polvorosos y claros. El Red Lebanese es espumoso, en razón de una prensadura minuciosa y nunca excesiva. Aunque despeje un olor fácilmente reconocible por su carácter pimentado, el humo dulce que se aspira, y tiene un espesor casi en polvo. Si produce, como cada buen hach libanés, un high relajante y nunca agresivo, el Red Libanes se destaca rápidamente por un efecto más potente al nivel mental. Así, en las noches beyruthinas, va sin decir que más vale orientarse hacia otras variedades si ya se han bebido un par de copas.

Ariel iglesias.

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